Rosita Morales-Peralta: A Taste of Nicaragua
by Hergit "Coco" Llenas
Responsable de haber creado el consulado móvil nicaragüense, fundadora de múltiples organizaciones comunitarias y autora de un libro de cocina, nuestra heroína, Rosita Morales-Peralta es una señora jovial llena de amor, de humor y de un gran positivismo.
Hasta los quince años, Rosita no conoció otra que la vida cómoda que le proporcionada su padre, dueño de una prospera finca cafetera. Ahí pasaba tranquilamente el verano, y luego se iba al internado de monjas donde cursaba sus estudios.
La política, la vida citadina, el paradero de su madre, eran todas cosas ajenas a ellas, pero al explotar la revolución sandinista, su realidad de pronto se volvió otra.
-Tiene 48 horas para salir del país, le dijeron.
Y así, sin más, Rosita salió de Nicaragua con una mano adelante y otra atrás. Al aterrizar en San Francisco la esperaba una extraña a quien con el tiempo aprendería a reconocer como su mamá.
Uno no sabe lo que tiene hasta que no lo pierde, dice el refrán. Y Rosita no supo lo que había perdido hasta cuando se encontró recogiendo uvas en Livermont, California. “Había días que me echaba a llorar en pleno campo”, nos cuenta; luego hace una pausa y finalmente agrega, “cuando me veía así pensaba: yo estoy ahorita en el lugar de los trabajadores de mi papá. A pesar de eso “no soy una persona resentida”. Por el contrario, “ha sido una gran lección de humildad.”
Ni tonta ni perezosa, Rosita aprendió inglés, adquirió una formación que le permitió alcanzar mejores oportunidades de empleo, y hoy por hoy es la presidente de la Fundación Nicaragüense y la precursora de Latinas en Acción, una organización cuyo propósito es ayudar a la mujer hispana a capacitarse, a levantarse de situaciones tales como el desempleo, la falta de hogar, el abuso doméstico, el abuso laboral y la explotación sexual.
-“La idea es crear una red de apoyo que aúne las fuerzas de toda la comunidad, sin importar las nacionalidades. Unidas, apoyándonos entre nosotras, las mujeres podemos formar una trenza que nadie puede romper. Mi visión es llegar a tener un centro de servicio en Las Vegas, dotado de los recursos necesarios para ayudar a las niñas prostituidas y a las mujeres en general… porque hay muchas cosas que tienen que cambiar. Y hay que entender las leyes y utilizarlas inteligentemente para producir ese cambio.”
También en Nicaragua, el país que tan brutalmente le enseñó el quítate tú pa’ ponerme yo, Rosita está aportando su grano de arena para generar algunos cambios. Lleva ropa de regalo, juguetes, zapatos, champú y jabones, y se los entrega a la muchedumbre hambrienta, desesperada, que habita La Chureca, el basurero más grande de Centro América. Un lugar donde los niños y los adultos escarban 7 kilómetros de despojos, peleándose con los buitres por un pedazo de pan. Para esa población paupérrima, una lata de aluminio o una botella de plástico representa la esperanza de sobrevivir un día más. A ellos Rosita les trae cientos de canastas básicas, vacunas y -varias veces- a un pediatra, primo suyo.
-¿Por qué, entre tantos necesitados, vas a La Chureca? le pregunto.
-Por una foto que vi de una niña comiendo desperdicios sentada en una pila de basura, con un buitre a su espalda. Me partió el corazón.
Y es por esa naturaleza suya, que se conmueve y se mueve a la acción, que hoy celebramos a Rosita Morales-Peralta: una activista, una líder y un rayo de sol.
http://eltiempolv.com/articles/2013/05/30/ciudad_and_estado/doc51a7986d577e4829637870.txt