Doña Ofelia Pérez: cada cultura que desaparece, disminuye la posibilidad de vida.
by Hergit "Coco" Llenas
Doña Ofelia Pérez ha dedicado su vida a la conservación de la danza de los matachines.
A pesar de sus años, ella cose y decora el vestuario de los danzantes con sus propias manos, usando los mismos materiales empleados hace siglos atrás.
Para Doña Ofelia es una abominación usar carrilos hechos de plástico y zapatillas deportivas como parte del vestuario tradicional. Por eso, a fin de mantener la autenticidad de sus trajes, no le pesa ir a buscar el bambú al monte, ni construir el calzado de puro cuero de acuerdo a las técnicas autoctonas, aunque sean la más rudimentarias.
En su fiel apego a la tradición no hay obstáculo insalvable. Por ejemplo, cuando le ha faltado un lugar para sus prácticas, el grupo se ha ido a bailar en medio del calor del desierto. Y alli, los matachines, “gente que llevan el tambor por dentro“, reviven su danza ancestral sobre la arena candente -a veces- peleandose con el viento.
En el Laberinto de la Soledad Octavio Paz dice: “Cada visión del mundo que se extingue, cada cultura que desaparece, disminuye la posibilidad de vida.”
Doña Ofelia y sus hijos, ocho en total, engrandecen la vida al mantener vigentes las raíces de su cultura y la herencia de su pueblo. De lo contrario, este arte quizás estaría muerto en nuestra comunidad.
–Alguna gente me pregunta por qué no elegí una danza más glamorosa, comenta Doña Ofelia.
Y la respuesta es:
-”porque esta es la danza de mis antepasados. El abuelo se la enseñó a mis hijos, mis hijos a sus hijos y así lo hemos hecho de generación en generación.”
La fecha de apertura y de cierre de las actuaciones de los matachines varían considerablemente de cuidad en cuidad. En la nuestra, la celebración culminante ocurre en la casa de la familia Pérez el día 12 de Diciembre cuando se celebra la fiesta de la Virgen de Guadalupe.
Al frente de la casa una figura de la virgen adorna la entrada y en ella se dan citas año tras año cientos de personas que vienen a cumplir sus “mandas” (las mandas son promesas hechas a la virgen)
Mariachis, amigos y vecinos cantan y oran en una celebración que empieza temprano en la madrugada y toca su fin muy tarde en la noche. Pero aunque la celebración termina, el legado de Doña Ofelia Pérez permanece…y por eso ¡hoy la celebramos!
http://www.eltiempolasvegas.com/articles/2012/03/15/ciudad_and_estado/doc4f62464cc114e287803565.txt