Exámenes de mitad de año

by Hergit "Coco" Llenas


Lo que no se practica, se olvida. Han pasado casi tres décadas desde que me enseñaron como calcular fracciones. De manera que, cuando mi sobrina me pidió ayuda con una tarea de fracciones mixtas y búsqueda de variables, tuve que confesarle un poco avergonzada: “no recuerdo cómo resolver este problema”. La niña está cursando el sexto grado en una escuela magnet dedicada a impartir un contenido enfocado en ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas, o STEAM como se le conoce en inglés.
Anticipando un por si acaso, mientras almorzaba en un buffet de comida de la India unos días antes, había tomado la tarjeta de un tutor de matemáticas. El tutor en cuestión es un ingeniero retirado proveniente de Sri Lanka, profesor de algebra a nivel universitario y es también nuestra única esperanza para que mi sobrina pase sus exámenes de mitad de año con éxito. Dichas pruebas serán impartidas antes de las vacaciones de invierno; es decir, dentro de las próximas tres semanas. Contratar a un tutor de la talla de Mr. Chandra no es barato y encontrar un espacio dentro de su apretadísimo horario, no ha sido fácil. Según me comentaba, la demanda por sus servicios continúa en aumento.
“Mi idea era hacer tutorías como un part-time, pero con la implementación del currículo de common core, más y más padres me refieren pues no saben o no pueden asistir a sus hijos con sus deberes. Y conste que muchos de mis clientes son padres quienes trabajan como médicos o son dueños de negocios y así por el estilo, me explicó este hombre manso en su inglés salpicado de notas con sabor a curry, el cual he traducido aquí con menos colorido que el de su entrega original.
La carga académica sobre los hombros de nuestros estudiantes no es broma. Muchos padres lo saben. Sin embargo, aún conscientes de la urgencia de la situación, no todos poseen tanto los recursos financieros como los intelectuales para servir de apoyo a sus pequeños.
¿Qué suerte le depara a un niño cuya familia carecen del aval necesario para sustentar su éxito escolar? La educación de kínder a la preparatoria (k-12) es un colador. Por sus agujeros cada vez más estrechos, pasan aquellos estudiantes cuya situación económica le permite pagar por servicios que remedian las lagunas académicas, aquellos que cuentan con una estructura de soporte sólida y/o aquellos cuya disposición y actitud los hace trabajar más fuerte que los demás. La combinación de las tres condiciones anteriores sería -en teoría- la fórmula ideal. Aunque, a falta de dinero, las otras dos (esfuerzo personal y asistencia familiar) serían la posible alternativa.
En Gattaca, una película de ciencia ficción de los noventa, se pinta un futuro donde solo los humanos con un cierto ADN, uno que ha sido limpiado de faltas en los laboratorios, tienen acceso a los mejores trabajos. Los nacidos con un ADN natural que padecen de propensiones a ciertas debilidades físicas o mentales, esos son descartados y en consecuencia destinados a limpiar pisos. De igual manera, los doce primeros años de educación escolar están filtrando a nuestros hijos. Sobrevivirán los más dedicados y trabajadores, quienes son ayudados por los adultos en sus vidas y los de las clases más pudientes, quienes heredaran (con o sin talento) las fortunas de sus ancestros. ¿En cuál grupo caerán tus hijos?…

de Hergit “Coco” Llenas

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