Tiempo de re-regalar

by Hergit "Coco" Llenas

regalo de navidad
Se acerca la navidad. Época de regalar. Con loco frenesí, nuestros familiares salen a buscarnos presentes y viceversa. Luego, habrá que meter los regalos en una caja, envolverlos, ponerlos debajo del arbolito y esperar ese día glorioso en el cual, con cara de asombro y una gran sonrisa, alguien abrirá el paquete con sincero o fingido regocijo, y diga: ¡pero mira qué bonito!
Una vez consumadas las fiestas navideñas, es tiempo de reciclar. Paso inventario a todos los regalos recibidos y llego a la inquietante conclusión de que solo me gustan dos, de los siete. Entonces, una resolución de año nuevo cobra vida: voy a deshacerme de aquello que de muy buena intención me han obsequiado y no me gusta. En Norteamérica se conoce esta práctica con el nombre de regift, o sea re-regalar. Por supuesto, este acto de “reaprovechamiento de los bienes” lo hago siempre de buen corazón, porque deseo que al destinatario le guste (más de lo que me gusto a mí) ese obscuro objeto que le estoy re-regalando.
Aunque antes lo ponía en duda, ahora sé que es cierto: “one man’s garbage is another man’s treasure,” pues siempre encuentro un destinatario sinceramente feliz de aceptar el producto reciclado en cuestión. ¿Dónde encuentro el feliz destinatario? -¡En la subasta del elefante blanco que organiza el club Toastmaster!
En el mes de enero los miembros del club donan aquellos presentes que están interesados en “reciclar” y estos, a su vez, son subastados. Con los fondos recaudados le hacemos un cheque a una organización sin fines de lucro o apoyamos al mismo club, que es también una entidad no lucrativa. De esta manera, matamos dos pájaros de un tiro: le donamos dinero a una misión importante para nosotros y, ¡maravilla! nos desembarazamos del sentido de la culpabilidad que sentimos al desprendernos de algo que un ser querido nos ha obsequiado. Aquí entre nos, me parece una solución salomónica.

Advertisement